Cualidades de un buen profesor aplicando el método socrático.

“Enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las posibilidades para su producción o su construcción. Quién enseña aprende a enseñar y quién enseña aprende a aprender”. Esta frase le pertenece a Paulo Freire (1921-1997), autor de la educación liberadora.

Para una educación liberadora y dirigida al camino de la verdad, es indispensable contar con profesores bien capacitados que tengan la habilidad de liberar mentes esclavas para que aprendan a pensar y asumir responsabilidades cívicas, sociales y culturales, y que entiendan el mundo y sepan “leer” su realidad. Mentes que no solamente reciban de forma pasiva sino más bien que defiendan sus intereses, se afanen por sí mismas y por el valor colectivo de los menos privilegiados. Einstein, uno de los científicos y pensadores más grandes del siglo XXI decía: “la preocupación por el hombre y su destino debe ser el interés prioritario en todos los refuerzos por lograr avances técnicos con el fin de que todas las creaciones de nuestra mente sean una bendición y no una maldición para la humanidad”.

La meta entre profesores y estudiantes en las instituciones es promover la enseñanza de las ciencias y las tecnologías, para con estas y otras acciones necesarias, salir del subdesarrollo mental que está presente en buena parte de los ciudadanos de nuestro país y el mundo. Para lograr que los estudiantes se preparen hay que lograr que ellos comprendan el rol principal que tiene la cultura científica en la conservación de la vida civilizada y que está íntimamente vinculada a la formación de una economía social y equitativa. Y para eso sirve la escuela. Pero también es verdad que la escuela es responsable de educar a quienes no participan en la mayor parte de actividades y trabajos de la sociedad, es decir a los niños. Por esto también necesitamos una educación que enseñe a los padres de familia, a los profesores y a las organizaciones locales el sentido de la comunidad. Y para lograr ese objetivo a continuación presento las principales características que considero que deberían tener los buenos profesores.

✓ Los buenos profesores quieren ser buenos y tratan de ser buenos. De la misma manera como nosotros los profesores respetamos y apoyamos a los estudiantes que se esfuerzan por ser buenos, los estudiantes también aprecian y respetan a los profesores que tratan de mejorar.

✓ Los buenos profesores toman riesgos y se imponen metas ambiciosas haciendo lo posible por alcanzarlas, buscando la colaboración de otros profesores y de sus estudiantes.

✓ Los buenos profesores tienen actitud positiva. Aquellos que se quejan de todo, que toman una actitud cínica o que trivializan y se mofan de asuntos importantes no se ganan el respeto de los estudiantes.

✓ Los buenos profesores dedican gran cantidad de tiempo a prepararse, corregir y leer nuevos libros y revistas. Y por esto son reconocidos por sus alumnos y colegas.

✓ Los buenos profesores actúan como padres de familia. La atención que ellos dan a sus estudiantes se parece mucho a aquella que dan a sus propios hijos. Esto es posible siempre y cuando los estudiantes se acerquen y pidan consejos a sus profesores.

✓ Los buenos profesores dan confianza a sus estudiantes y los motivan. Lo más importante para los estudiantes no es saber todos los detalles de las lecciones, sino aprender a pensar para adquirir confianza en sí mimos y poder expresarse con propiedad para entender los temas que se discuten a diario.

✓ Los buenos profesores mantienen sus clases fuera de la rutina introduciendo emociones, interés y temas difíciles en los debates de la clase para romper la rutina y crear la inestabilidad necesaria que permita el aprendizaje intenso e importante.

✓ Los buenos profesores pueden tratar todo tipo de temas no necesariamente técnicos y comprenden a sus compañeros, hablan en público y hacen buenas presentaciones. Ellos saben además pensar de manera crítica y aportan con nuevas ideas y posibles soluciones.

✓ Los buenos profesores escuchan a los estudiantes. Para los estudiantes los profesores que saben escuchar son aquellos a los que pueden acercarse, a los que tienen acceso y que les dan la atención necesaria o en definitiva aquellos que tienen una actitud amigable.

Todas estas cualidades resultan en un profesor que adora su trabajo y que se impulsa por el crecimiento de los estudiantes. Por el contrario, un profesor que no es entusiasta y que no demuestra capacidad de asombro puede arruinar los temas más fascinantes. Tenemos todos que aprender a ser buenos profesores, tanto en el aula como fuera de ella.

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