Por Carla Paucar

Muchas veces los padres creen que los niños pequeños se comportan de la mala manera intencionalmente, son desafiantes, o lo que es peor… tratan de cruzar los límites en contra de sus padres. Cuando en realidad lo que los niños intentan manifestar es que ellos sienten una necesidad de exploración, de aventura, de encontrar su propio desarrollo.

Autonomía NO significa que los niños deban hacer solo lo que les gusta o lo que les apetezca en el hogar… la toma de decisiones debe ser exclusiva de los padres ya que ellos son sus guías, teniendo en cuenta que autonomía NO es sinónimo de permisividad. El sentido de autonomía significa que los niños se sientan capaces de explorar de forma libre dentro de unos límites de seguridad establecidos por los padres, para ello los padres deben promover un buen ejemplo con sus actitudes y sus acciones de esta manera el niño sabrá perfectamente que tiene libertad para explorar y podrá desarrollar un buen sentido de toma de decisiones saludables, sabrá diferenciar que es seguro de lo que no lo es.

El psicólogo Erik Erikson creía que “es esencial que los padres dieran la oportunidad a sus hijos para buscar el sentido de lo que están haciendo y que eso fuese más fuerte que los sentimientos de vergüenza o de duda”, solo así los niños tendrán la confianza suficiente para iniciar y dar forma a sus propias ideas o planes, permitiéndoles también el error o la equivocación, de lo contrario estaríamos creando niños inseguros y con ansiedad. Cuando un niño tiene demasiados límites dentro de su hogar o de su entorno, pierde el sentido de autonomía, cuando los adultos no les permitimos realizar ciertas actividades por sí mismos, (a pesar que sabemos que los niños pueden hacerlo), estos niños poco a poco se darán por vencidos y se convencerán que no pueden hacer las cosas por sí solos y siempre van a buscar la ayuda o autorización de un adulto.

Muchas veces los padres no permiten a sus hijos a realizar ciertas actividades porque consideran que se pueden lastimar, sin embargo esta acción lejos de ayudar, está provocando que el niños se sienta incapaz de hacer algo, por ejemplo: en los niños pequeños se acostumbra a dar agua en vasos de plástico por el temor a que suelten, se rompa y se puedan lastimar, cuando en realidad se debería asumir esa responsabilidad compartida, en la que el padre explique al niño lo que puede suceder si no cuida de su vaso, con esto estaría ayudando a que el niño en primer lugar se sienta feliz de que sus padres confían en él y le permiten beber agua en un vaso de cristal, a la vez que el niño interioriza un actitud positiva, de SI PUEDO, adquiriendo de esta forma el sentido de autonomía.

Es aquí donde se debe aplicar la disciplina positiva, la misma que entra en juego sin necesidad de castigos, solo a base de la enseñanza y comprensión de lo que es apropiado o no para el desarrollo de los niños, dependiendo de su edad evolutiva.